Capturan al supuesto acosador de las jugadores del América
José Andrés Martínez Hernández fue ingresado a una prisión de Nuevo León.
El presunto acosador de futbolistas de las Águilas del América, José Andrés Martínez Hernández, fue trasladado a Nuevo León, estado del norte de México, por otra probable agresión a una jugadora de uno de los clubes de la entidad, informó este domingo la Fiscalía de la Ciudad de México.
“La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México informa que un hombre, detenido por policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, en posible posesión de envoltorios con narcótico, fue entregado a autoridades de Nuevo León, quienes le cumplimentaron una orden de aprehensión girada por un juez de control de esa entidad”, explicó la institución en una nota de prensa.
La Fiscalía de Nuevo León añadió en un tuit que el delito por el que se le investiga y se le capturó fue por “amenazas y acoso sexual perpetrados en el año 2020 a una jugadora de fútbol profesional”, de la cual no se reveló la identidad. Martínez Hernández fue ingresado a una cárcel del estado no identificada.
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El presunto delincuente fue aprehendido por primera vez el viernes pasado en Ciudad de México por ser denunciado por acosar en las redes sociales a una jugadora de las Águilas.
Al momento del operativo policíaco, Martínez Hernández tenía en posesión “45 envoltorios y 70 bolsitas con aparente cocaína”, por lo que se le inició una investigación por delitos contra la salud.
Sin embargo, las autoridades capitalinas lo liberaron para que enfrentara los cargos por los que se le acusan en Nuevo León, sede de los clubes femeninos Tigres UANL y las Rayadas del Monterrey.
Martínez Hernández ha atacado futbolistas desde hace varios años y en marzo pasado sufrió un arresto domiciliario por agredir a Scarlett Camberos, excapitana del América, que por esta situación abandonó México para refugiarse en Estados Unidos, en donde fichó por el Angel City.
A Camberos, Martínez Hernández le hackeó sus redes sociales, después de varios meses de acoso, pero la falta de legislación en la capital mexicana provocó su liberación al no podérsele aplicar un castigo más severo.