Santiago Giménez: la estrella que venció la ‘muerte’ y se aferró al futbol por su papá
Santiago Giménez, se ha convertido en uno de los futbolistas mexicanos con mayor proyección actualmente.
Santiago Giménez, quien tiene 22 años actualmente es uno de los jugadores mexicanos más destacados, haciéndose con un nombre no solo en México, sino por toda Europa, pues su buen momento con el Feyenoord, mismo que ratificó días atrás en su debut de Champions League, donde anotó un doblete en la victoria de 3-1 sobre Lazio.
Sin embargo, lo que pocos conocen detrás del éxito que ahora disfruta el joven delantero, es una triste historia que involucra una enfermedad, la cual puso en riesgo la vida del ‘Bebote’ y con una dolorosa frustración que llevó a pensar alejarse del futbol, por fortuna, el apoyo de su padre, Christian Giménez, quien militó en Cruz Azul, le permitió a ‘Santi’ superar las adversidades.
A la corta edad de 17 años, el joven delantero sufrió una trombosis en el hombro derecho, razón que llevó al mexicano a ser intervenido quirúrgicamente hasta por tres oportunidades, pues se corría el riesgo que sufriera la misma suerte de Miguel Calero, portero colombiano de Pachuca que en el año 2012 murió por un padecimiento parecido.
“Santiago sufrió una trombosis a los 17 años, por lo que fue sometido a tres operaciones, la trombosis se dio en la vena clavia, fue de un día para otro, mientras estaba en Cruz Azul lo operaron y estuvo durante seis meses sin jugar, luego de ello estuvo con anticoagulantes, fue un largo año, hasta que pasó”, comentó su padre en entrevista.
"Es muy anormal que un chico de 17 años viva eso, pero le tocó a él y gracias a Dios encontramos buenas manos, en los especialistas, y por suerte pudo volver a jugar y con los controles necesarios, normalmente cada año, cada dos años, pero fue algo maravilloso", agregó ‘Chaco’ Giménez.
Por su parte, Santiago recuerda ese momento como lo más duro que ha tenido que vivir en su corta carrera. "Para mí fue la situación más difícil de toda mi vida, aunque le agradezco a Dios que me haya dejado pasar por eso, porque fuera de lo futbolístico, de lo familiar, fue el momento que encontré a Dios, hubo un antes y un después de mí; empecé a confiar en Dios porque no me quedaba otra opción".